LA VIDA SOCIAL:
La mujer griega al igual que la romana estaba supeditada al control masculino desde su nacimiento hasta su muerte.
Obligada a la fidelidad más absoluta bajo pena de castigo y al cuidado de los hijos, siempre la veremos recluida en casa, encargándose de sus labores o en su defecto portando las riendas del hogar, en el caso que ésta tuviera un hijo varón, la tutela de la madre carece de cualquier autoridad y es únicamente el padre quién se hace cargo de la educación del hijo, sólo las niñas, exentas de educación escolar, quedarán bajo su cuidado hasta que alcancen la edad de casarse, iniciándose de nuevo el ciclo.
Obligada a la fidelidad más absoluta bajo pena de castigo y al cuidado de los hijos, siempre la veremos recluida en casa, encargándose de sus labores o en su defecto portando las riendas del hogar, en el caso que ésta tuviera un hijo varón, la tutela de la madre carece de cualquier autoridad y es únicamente el padre quién se hace cargo de la educación del hijo, sólo las niñas, exentas de educación escolar, quedarán bajo su cuidado hasta que alcancen la edad de casarse, iniciándose de nuevo el ciclo.
En Grecia las mujeres no acostumbraban a salir, salvo para traer agua o visitar la casa de otra mujer. Los hombres se encargaban de las compras y de todos los asuntos familiares, esperando que las mujeres se quedaran en casa y mantuvieran el orden. Además de cocinar y limpiar las mujeres griegas debían tejer la ropa de toda su familia.
La vida de las mujeres atenienses de alto poder económico no debía ser muy divertida. Normalmente estaban encerradas en casa, saliendo con ocasión de las fiestas religiosas o para visitar amistades. Se dedicaban a la educación de los hijos y a la dirección de las labores realizadas por la servidumbre. No asistían a los grandes banquetes y dormían separadas su esposo, que las requería en la cámara nupcial cuando deseaba mantener relaciones sexuales con ella
En la vida pública, encontramos a la mujer desempeñando ineludiblemente estos papeles de esposa y madre, intermediaria entre lo sagrado y lo terrenal; en muchas ocasiones podría parecer que también el de diosa. Sin embargo las atribuciones y percepción de las diosas del Olimpo poco tenían que ver con las atribuciones y percepción con respecto a las mujeres mortales de Grecia. Es decir las diosas eran deidades, un fin y las mujeres griegas eran mortales, un vehículo tal vez para conectar con lo sagrado y lo inexplorado.
La mujer como madre y esposa es necesaria para el buen desarrollo de las ciudades griegas. Pero no todas las ciudades viven éstos roles de la mujer, de la misma forma. Levi Strauss habla de la Ciudad Fría y la Ciudad Caliente en Grecia, por poner ejemplo, en la ciudad fría la mujer tenía por posesión su cuerpo y era dueña de su prolongación matrimonial; en la ciudad caliente, la desposada parecía ser una eterna menor de edad, al servicio de sus tutores (cuando no padre, esposo, suegro, hermano, etc).
Como ciudad fría encuentro claramente a Esparta y como ciudad caliente: Atenas. Sin embargo, lo que ambas ciudades tienen en común es la función de la mujer dueña de sí misma o no, al servicio del hombre, de la polis. Ya sea como madre o como esposa, la mujer siempre estaba al servicio de la polis, y por ende de las necesidades del hombre griego.
Entonces vemos en ésta vida pública la participación de las mujeres en rituales, ceremonias de muerte, nacimiento y casamiento; así como consagración. Activamente participan en las necesidades litúrgicas de la polis.
1 comentario:
Viernes 27 a las 21:00 vence plazo para subir su trabajo.-
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